jueves, 21 de mayo de 2015

Tras el primer día.

Tras mi última publicación de blogger sobre mi primer día de colegio, proseguiré comentando esa etapa, la cual queda marcada. 
Como todos sabemos, el primer día es el que más cuesta, y no respecto al colegio de niños pequeños, si no, el primer día de instituto, el primer día de trabajo, el primer día en un lugar nuevo. 
Hoy en día, los nervios de mi primer día de colegio siguen para todas las cosas que comienzas al principio. 
Tras mi primer día de colegio, ya vas intimando con esas personas que te sientes cómodo, con las que eres tú mismo y es en ese justo momento, cuando comienzas tu infancia.
La infancia es algo que actualmente muchas personas, incluyéndome yo, echamos de menos, intentamos profundizar en nuestros recuerdos y esos pequeños momentos son los que hace a uno feliz.
Ahí, empiezas a crecer, a cometer locuras ( lo escribo por mi experiencia personal), es ese momento de tu vida en el que realmente no sabes lo que haces, no temes a las consecuencias y es ese momento en el que puedo decir que disfrutaba de la vida, sin yo darme cuenta. 
Ese periodo, supongo que será muy difícil para los progenitores, ya que, ahí comienzan a enseñarte , a ofrecerte lo que llamamos educación ( de lo que carecen muchas personas desgraciadamente). Pero nosotros, desde muy pequeñitos comenzamos a desobedecer, a incumplir normas, y si nos ponemos a reflexionar, es cómo realmente aprendemos, todo esto bajo mi punto de vista. 
Pero tarde o temprano, por "x" motivos, comienzas a pensar, a darte cuenta que lo que te decía tu madre era por tu bien, era para guiarte el camino por el que seguir correctamente, por un buen porvenir, y es que personalmente, pienso que todo, repito TODO se lo debemos a ellos. Gracias a dios, tengo una madre y un padre que han sabido y no de manera muy fácil, hacerme ver las cosas, han dejado equivocarme para que yo misma me diera cuenta de la realidad y así miles de cosas más. Gracias papá, gracias mamá.

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